domingo, 10 de mayo de 2009

Victoria


Victoria

“! Ha despertado, Ha despertado!” Se escuchaba en la casa de la esquina aquella madrugada.

–Hijo pensé que este día nunca llegaría, había perdido cualquier esperanza-

Decía una señora de mediana edad que tenía la cara demacrada después de tantos meses de agonía.
Unos ojos azules alumbraban toda la habitación, era Federico, que por fin había salido de su trance.

– ¿Qué pasó?, ¿dónde estoy?-

Fueron las primeras preguntas del joven al ver lo que parecía su habitación llena de gente. –Todo estará bien, ahora todo está bien- dijo la causante de los gritos, los mismos gritos que hacia 23 años emergieron de su ser al dar a luz a Federico.
–Trata de no hacer esfuerzos, ni de pensar demasiado, no te diré que descanses, lo que quiero pedirte es que no me des más sustos como este y estés tranquilo-

Dijo su madre después de salir de la habitación con lágrimas en los ojos.

Al paso de los días Federico parecía estar menos débil y decidió montar el ataque de preguntas, lógicas en esas situaciones de confusión.

– ¿Qué me pasó madre? - ¿Cómo es que estoy en tan penosa situación-.
– Su madre hizo caso omiso, le dio un beso en la frente, que para Federico fue como un choque eléctrico al darse cuenta de lo que su madre estaba por decir.

– –Ahora estás bien, eso es todo lo que importa- y se retiró.

Federico quien era terco desde muy pequeño decidió que si su madre no le daba respuestas él iba a encontrarlas, así que llamó al chofer a su cuarto y le dijo:

-Fernando, tú que me has ayudado a recordar ciertas cosas, necesito que pongas todo tu esfuerzo en algo que te voy a pedir, tal vez te suene demencial pero quiero salir, quiero buscar respuestas-

-No podría negarme a ninguna petición suya hijo, lo he visto crecer y sé el sufrimiento por el que ha pasado solo que..- Federico interrumpió a su chofer y le dijo:

- Por mi mamá no te preocupes, yo me encargo de ella, de todos modos tiene que entenderme-

Sin dar más argumento Federico salió esa tarde con su chofer.
Federico tenía la palabra “Victoria” dando vueltas en su cabeza desde que despertó. Otros recuerdos vagos se venían a su cabeza, que por cierto era como un álbum viejo que le faltaban algunas fotografías. Recordaba vagamente, balones, camisetas de rayas, mujeres, gritos. Aquello iba y venía como marea, era demasiado agotador para el pobre Federico y la palabra Victoria, no dejaba de acosarlo.

-Fernando, tú que conoces esta calle como nadie, ¿hay alguna Victoria que viva cerca de mi casa? No puedo sacar ese nombre de mi cabeza. – Fernando que hizo un viaje en sus recuerdos rápidamente exclamó:

Sí, Victoria Nikolls, solían jugar cuando estaban en el colegio.

Federico empeñado en que Victoria le podía explicar mejor lo que había pasado le pidió a Fernando que lo llevara a su encuentro.

-Hemos llegado señor-

Dijo Fernando quien después de estacionar el carro fue con el joven muchacho lo acompañó al umbral de la vieja casa. Tocaron par de veces hasta que salió una joven despampanante. Su cabello largo, su piel brillante, y con un cuerpo tan impresionante que los dos hombres quedaron deslumbrados.

-Disculpa que te moleste, pero tengo la palabra Victoria en mi cabeza, se me ocurrió que tal vez tú sabes qué me sucedió o conoces a alguien que sepa-

La joven asintió, pues había reconocido a su compañero de juegos y le apenaba que estuviera en tan precaria situación.

La joven había escuchado de lo acontecido a Federico y se emocionó tanto al verlo que sus lágrimas querían besar su boca pero no fue así, la joven contuvo sus lágrimas y le dijo al inquisidor Federico que lo iba a llevar a un lugar que quizá lo ayudaría a recordar todo.

Emprendieron el recorrido Victoria, Fernando y Federico y pararon en un conocido campo de futbol de la ciudad.

Al oler el campo Federico se convirtió en una antena de “flashbacks”. Victoria y Fernando se limitaban a cuidar que todo estuviera bien con él.

-¿Pero qué me pasó?, por favor denle sentido a estas imágenes- Dijo Federico.

Victoria intentó calmarlo pero no fue ella quien revelaría la trágica verdad a Federico. Fernando con una mirada distante empezó a relatarle a ambos lo que ocurrió ese día:

-1 a 1 iba el marcador, estaba nublado y todos estábamos ahí apoyándote. Faltaban pocos segundos para terminar y tú pasabas a tus oponentes uno tras otro, cuando de repente sonó la palabra que todos queríamos oír “Gol”, tú no lo podías creer, tal era tu emoción que con tu camisa sobre tu cabeza empezaste a gritar ¡Victoria, Victoria!, corriste y corriste. Nadie imaginó lo que pasaría luego.

-¿Que pasó? Decía un angustiado Federico mientras la tristeza y la melancolía se sentaban en las gradas a oírlos.

-Estabas tan excitado que corriste como nunca y un carro que iba saliendo en ese momento te arrancó tus sueños y tu carrera.

Federico y Fernando empezaron a llorar mientras Victoria trataba de consolar al primero.

-Así que es por eso... ¡Por eso estoy postrado en esta silla! Se escuchó en el campo de futbol.




Paradójicamente Victoria y Federico se enamoraron.
Ella tiene su carrera de modelaje y Federico pese a su incapacidad es el estratega del mejor equipo de Futbol de la ciudad.

Fin.

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