jueves, 12 de marzo de 2009

Trinchera


Esquivo las balas en este campo de guerra.
Quiero salir ileso pero por más que me esfuerzo mi orgullo siempre termina herido.
Mi corazón un poco más seco al pasar de los días.
No se qué hice mal.
Quizás darle ventaja al amigo, hoy enemigo.
Tiro granadas de indiferencia que terminan mutilándome, torciéndome como los resortes de mi catre.
La comida es buena pero esta hecha de mala gana, dándome gastritis.
Los gritos ensordecedores no me dejan ver, las miradas rencorosas no me dejan oír mis propios pensamientos, atacando mi libertad interior.
Yo quiero luchar pero son mayoría, y aunque me les uno, la traición está al orden del día. Con ellos nunca se sabe, no puedes dormir con tranquilidad sabiendo que en la mañana al mediodía , a medianoche o en cualquier momento estallará algún problema.
Mis amigos que eran esperanza yacen muertos en mis recuerdos.
Ellos me ven tan grande y tan fuerte.
Pero en realidad tengo miedo y me siento mínimo.
Nunca fui el soldado mas fácil, pero ninguno podrá decir que no di todo de mí cuando alguien tuvo un problema.
Ya no quiero ninguna aprobación de mis superiores.
Esta noche escaparé. Miraré las estrellas y trataré de seguir una.
Y si un día me vuelvo polvo y me desvanezco, espero poderles cumplir un deseo a aquellos que me dañaron.
La única familia que conocí.
Una familia de mercenarios.

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