viernes, 20 de febrero de 2009

Lo que el orgullo no me deja decirte

No me beses después de herirme (bésame, bésame todo lo que puedas, que en mis labios no quede más saliva)

No me mires más (mírame por favor, quiero quedar grabado en esas pupilas tal como lo hice una vez)

No quiero que me busques ni que llames (búscame, búscame aunque no me encuentres, que el mundo se me vino encima y ya no tengo donde vivir, llámame, necesito la melodía de tu voz para comenzar el día y terminarlo)

Ignórame, pretende que nunca existí en tu vida (no te atrevas a ignorarme, prefiero que me odies, porque es un esfuerzo por sacarme de tu cabeza, no me ignores)

Al fin y al cabo no te necesito (te necesito más que nunca, date cuenta, abrázame y finjamos por un día que nada de esto pasó, que no está pasando)

No volverás a saber de mí (quizás no sepas de mí, pero yo sabré de ti cada día hasta que ya no duela)

Quizás algún día podamos ser amigos (nunca seremos amigos, este amor no tiene comparación y no se puede reducir ni adaptarse, es lo que es, irrefutable, intransigente)

Adiós
(hasta mañana…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario